5 oct 2024
El Yoyo
25 sept 2024
Entre Gallos y Medias Noches
20 sept 2024
VOLCÁN ENCENDIDO (MÚSICA)
10 sept 2024
PREGUNTO AL VIENTO (Música)
Letra : Mario Marcelo Saldaña Ruesta
Música : Inteligencia artificial
Clica en el enlace a continuación para acceder a la música:
https://suno.com/song/c987a523-f31c-409f-9456-ad9b702d71c2
Por ti les pregunto al viento y al recuerdo,
uno no responde
y el otro te ha perdido.
Por ti le pregunto al viento, no desisto.
al fin responde
que has huído,
y que he muerto,
que no existo.
Por ti les pregunto al viento y al recuerdo,
les digo existo
porque vivo,
y si estoy muerto
aún respiro.
Por ti les pregunto al viento y al recuerdo,
coludidos por cubrir con su manto etéreo
las heridas que al estar sin ti he permitido
y sangrar el alma abierta
por tu silencio o por tu olvido.
Mario Marcelo Saldaña Ruesta
10 Setiembre 2024
9 sept 2024
VUELA LEJOS (Música)
A CLAUDIA Y RENATO, MIS AMADISISÍSIMOS HIJOS.
Letra : Inteligencia natural (Yo)
Música : Inteligencia artificial
Clica el vínculo siguiente para escuchar la música:
https://suno.com/song/77e58fcf-9190-4c1c-b31e-13b20c6378b2
COMO UN AVE RAPAZ TRAS DE SU PRESA
RASGA TU RUMBO EN LOS CIELOS
QUE TE ESPERA UN LEJANO HORIZONTE
MARCADO DE LUCES BRILLANTES.
HASTA PRONTO VENCEDOR,
CON TUS GARRAS DOMINA LA ASTUTA PRESA,
CON EL PODER DE TUS ALAS EXPLOTA HORIZONTES
Y CON SUS COLORES CREA ESTRELLAS EN EL OSCURO INFINITO.
NO TEMAS, NUESTROS CORAZONES CONCILIAN TUS SUEÑOS
Y CUIDAN TU VUELO TRIUNFANTE.
VUELA LEJOS, TRIUNFA, VUELA. PERO REGRESA, Y PRONTO.
COMO UN AVE RAPAZ TRAS DE SU PRESA
RASGA TU RUMBO EN LOS CIELOS
QUE TE ESPERA UN LEJANO HORIZONTE
MARCADO DE LUCES BRILLANTES.
HASTA PRONTO VENCEDOR,
CON TUS GARRAS DOMINA LA ASTUTA PRESA,
CON EL PODER DE TUS ALAS EXPLOTA HORIZONTES
Y CON SUS COLORES CREA ESTRELLAS EN EL OSCURO INFINITO.
NO TEMAS, NUESTROS CORAZONES CONCILIAN TUS SUEÑOS
Y CUIDAN TU VUELO TRIUNFANTE.
VUELA LEJOS, TRIUNFA, VUELA. PERO REGRESA, Y PRONTO
VUELA LEJOS, TRIUNFA, VUELA. PERO REGRESA, Y PRONTO.
29 jun 2024
LAS CHALACAS
A mi prima Mechita
Uno o dos de los muchachos comandaban la patrulla, los otros detrás de ellos en obediencia sumisa recorríamos las calles como bandada de güerequeques, en fila, casi volando, sin tocar el suelo y así soportar la tierra y por ratos algo de asfalto tan calientes; parecíamos sin rumbo, aunque sabíamos qué ruta tomar hacia la Plaza de Armas en donde Dn. Willo acomodado en su triciclo y sabiendo que de todas maneras llegaríamos espantaba las avispas y abejas que querían invadir los corchos en las botellas llenas de deliciosos y dulces jarabes que él mismo preparaba para acompañar las raspadillas de hielo que vendía.
El sudor que empapaba nuestros cuerpos como
una lluvia de sal se refrescaba en el delicioso oasis bajo los frondosos
árboles de tamarindos, ficus y algarrobos que en esos tiempos invadían la
plazuela en donde jóvenes y viejos reposaban sentados en sus bancas como aguaitando al infinito, pensando bajo las sombras, en silencio, sin hablar, mirándose de
vez en cuando unos a otros sin emitir palabras, pensando y conversando sólo con gestos y afirmando sus pensamientos con un áspero y grave raspar de sus
gargantas.
Dn. Willo vendía sus raspadillas raspando el hielo hasta rellenar con exagero la cuba del cepillo metálico de donde antes de retirarla compactaba la nieve con la mano y luego la rociaba con el jarabe preferido, más dulce que cualquier miel. Aunque los de cola y piña eran deliciosos yo prefería el de tamarindo, de a peseta que llevaba más jarabe que de a real. Las cepillaba rápidamente y entregaba a cada uno y antes que se derritan con el calor de nuestras manos reiniciábamos la carrera a no sé dónde, saboreando sin dejar caer ninguna gota al suelo, aunque cada uno chorreando el jarabe hasta los codos. Llegábamos al final de la carrera a tirarnos boca arriba en la vereda de la casa de alguno del grupo donde deleitándonos con el dulce potaje, así acostados hablábamos de todo, quizás repasando una película o haciendo planes para mañana jugar pelota en el Pasaje o ir al Ñañañique, al río Grande o al Chiquito o a dónde sea. Al rato casi dormitando nos quedábamos inmóviles con la mirada perdida al infinito, pensando bajo las sombras, ahora en silencio, sin hablar, mirándonos de vez en cuando unos a otros sin emitir palabras, pensando y conversando sólo con gestos y afirmando los pensamientos con agudos tintineos de nuestras edulcoradas risas y con la única máxima preocupación de saber contando cuántos eran los huacos de las incalculables bandadas que a esa hora planeaban la ciudad "muchisisisísimo" más alto que las nubes. Luego... a lo lejos los silbidos, nos están llamando; sin decir palabra cada uno continuaba embalado su carrera rumbo a casa sorbiendo sin cansancio de las puntas de los dedos las últimas gotas de la chalaca derretida.
Al otro día la bandada de güerequeques nuevamente recorría por las calles en busca de Dn. Willo debajo de las sombras de los tamarindos, ficus y algarrobos que embellecían aún más nuestra hermosa Plaza de Armas, nuestra ciudad y nuestras vidas.
DETRÁS DE UNA PELOTA SIEMPRE CORRE UN NIÑO
Vino a pasar unos poquísimos
días con nosotros y, desesperada, quiso aprender a manejar carro. Así que la
llevé para darle unas clases prácticas al aeropuerto fuera de uso localizado en
una zona campestre de mucha vegetación y hermosos paisajes. Dicho sea de paso
gastamos quizás un 40% del tiempo tomándonos fotos teniendo como fondo al
majestuoso Morro de Calzada que desde aquí de la ciudad se observa. Claro que
antes de las prácticas tenía que pasar algunos minutos teóricos y, tomando
todas las precauciones, le hice hincapié de los cuidados que debía tener. Uno
de ellos era con los niños refiriéndome a la frase conocida en el mundo entero
que “detrás de una pelota siempre corre un niño”, pues para que tenga cuidado y
que siempre esté atenta.
Lo hizo muy bien desde la
primera vez y a cada momento quería aumentar la velocidad a más de los 10 Km
por hora a los que le había obligado.
Después de varios minutos de
manejo y habiendo aprendido a sortear la buena cantidad de huecos en la pista
abandonada que son muchos menos de los que existen en las calles de la ciudad
me sorprendió y dio una buena acelerada que me puso de punta los pocos pelos
que tengo cuando delante del carro cruzó corriendo a 100 por hora una gallina y
la aprendiz dio una frenada brusca deteniendo el carro en seco. Después del
susto le dije que avance, que no era necesario detener el vehículo y ella con
su “fleeeeema” característica me dijo que aún no, que espere; y después de unos
alargados pocos segundos apareció de entre la maleza también corriendo pero a
200 por hora un pollito, un pollito casi renacuajo, siguiendo a la gallina.
Entonces me dijo haciendo alusión a eso de la pelota “ya ves papá, paciencia,
que detrás de una gallina siempre corre un pollito”. Y bajó del carro para ver
a la distancia si el pollito había alcanzado a la mamá.
China de mi alma, esperamos
que pronto estés visitándonos nuevamente antes que el pollito se haga gallo o
gallina; te recibiremos con el amor que tú no imaginas que te tenemos. Un beso.