15 ago 2008

EL POTO DE CHICHA

Trucos para hi5-myspace-etc
(Este chiste lo escuché creo que al "Chato" Barraza; claro que con sus modestos arreglos)
Un limeño recién llegado a Catacaos por primera vez quiso probar la chicha de jora. Entró a un chicherío sin gente todavía donde fue atendido por una niña.
- "Por favor niñita dame un vaso de chicha"
Perdón señor, no se vende por vasos sino por potos. Ya le traigo.
La niña se dirigió hasta adentro de la casa y al rato salió con un poto de los más grandes llenándolo en la sala donde estaban los cántaros de reposante chicha.
Estaba tan rica que al terminar de tomar el jóven limeño comenta:
- "¡Qué bebida tan deliciosa. Nunca he tomado algo parecido. Muy rica!"
La niña le responde:
Tsshié, ieso que líbamos a botar porque anoche se ahogó una rata dentro del cántaro.
El muchacho aún con el poto (ya vacío) en la mano, asqueando, dice:
- ¡Hag, qué porquería! haciendo el ademán para arrojar el poto de chicha al suelo. Antes de hacerlo la niña le dice:
No señoor, no vayatirar el pooto al sueelo nolo vaya quebraar que aí hace la pichi mi agüelita que está bien enfermita adeentro la probeciita"
MORALEJA: Antes de pedir su chicha verifique que los potos estén colgados o arrumados cerca de los cántaros, en la sala, a la entrada de la casa. Por lo menos el primero o el segundo; del tercero pa' delante no interesa, ya no te das cuenta.
"Nunca digas de este poto no he de beber"
Dicho piurano.

5 may 2008

HÉROE ANÓNIMO

 

"Un niño puede olvidar lo que usted dijo... pero jamás olvidará cómo lo hizo sentir" C.W.BUEHNER
Cuando tenía seis años de edad vivía en Castilla, Piura, la tierra que me vio nacer, tierra tan caliente como el oro (que es) bajo un soplete en plena fundición.Un medio día caminaba por una de sus calles cerca de mi casa, no tenía asfalto, en medio de un arenal, con el sol como única compañía, y descalzo.
En un momento mis pies quemaban tanto, insoportablemente, que llegué a llorar de dolor sin atinar a nada. Por más que alternaba un pie y el otro la tierra quemaba como si tuviera brasas; creo que las tenía. Pasaría dos o tres minutos en ese sufrimiento, llorando, hasta que unos brazos piadosos me levantaron en vilo, sus manos pasaron sobre mis plantas que aliviaron el ardor de forma inmediata y me llevaron hasta la sombra de una casa. ¡Qué alivio!
Recuerdo la silueta de esa persona, algo delgado y alto, su edad no la puedo precisar. No recuerdo qué me dijo, yo era un niño; si agradecí, o no, creo que no le interesó. Me dejó en buena sombra y continuó su camino. Llegué a casa aliviado.
Siempre recuerdo con nostalgia y agradecido de esta persona que actualmente no sé si andará por este mundo y Dios debe haber premiado o lo premie por este pequeño y aparente insignificante acontecimiento.

Este hombre ha sido uno de mis héroes anónimos.

Para uno de los cumpleaños de mi hija lo recordé más intensamente por lo siguiente: En una de las calles del centro de Moyobamba, donde ahora resido, vi a una niña pequeña, de más o menos tres años de edad, bien vestidita, pero su ropita estaba sucia. Caminaba sin rumbo por el borde de la pista en medio de mucha gente y ¡SOLA!, sin ningún cuidado. Le pregunté con quién andaba, dónde vivía y lo que me respondía era en su propio idioma, no entendí nada.
Había salido a comprar pan y hamburguesas para la fiesta de mi hija y bajo este pretexto y el de estar apurado y que no podía distraer mi tiempo no le tomé más importancia; ¡continué mi camino, dejándola de la misma forma que la había encontrado!
Luego, regresando a casa ya oscureciendo, más o menos a seis cuadras de donde la había visto, la encontré nuevamente, continuaba sola y lloraba todavía. Era mi gran oportunidad para reivindicarme con mi conciencia más gorda y pesada que yo y aliviar su carga. Pregunté a una vecina y no la conocía. Las respuestas de la niña seguía sin entender ni descifrando cada una de sus palabras.
La llevé a la comisaría. Allí no dejaron terminar mi explicación; una señora ya había reportado su desaparición. La telefonearon de inmediato. Que no me preocupe y me agradecieron. Me despedí de la niña, le hice un cariño en la cabeza y quedó llorando mientras comía un pedazo de pan con hamburguesa, del cumpleaños de mi hija, que en casa le habíamos dado. Y yo, ¡ahhhh! satisfecho.

Me pregunto si algún día ella recordará este pequeño incidente? No lo sé. Dios quiera que sí y que yo sea uno de sus héroes anónimos. En ese entonces ya estaré viejito o quizás ya no esté, aunque sí en su recuerdo y en su corazón como en el mío está hace un quinchonal de años aquella persona que me levantó en sus brazos cuando quemaban mis pies bajo el sol ardiente de mi tierra que me vio nacer.


Desde que robaron el banco de la Nación, la Nación no tiene dónde sentarse

29 feb 2008

EL FURÚNCULO

"MIENTRAS TÚ DUERMES TRANQUILO
SIEMPRE PELIGRA TU POSTIGO"

El oficial de un puesto fronterizo bastante alejado, de esos donde uno se saca la mugre y pocos lo reconocen, casi todos los días insistía por la radio pidiendo su relevo. Estaba desesperado, hacía casi un año ya y parecía como que se habían olvidado de él, no dejaba de llamar hasta que, por fin, decidieron atenderlo. Gente va, gente viene, lo trajeron al puesto de comando. Al día siguiente el recién llegado no asistió a la formación matutina, estaba enfermo. El médico pasó un informe del estado de salud del oficial. En la siguiente órden del día se leyó a voz en cuello: “Descanso médico por diez días al Oficial Fulano de Tal”. Diagnóstico: “Furunculosis ínter glútea”.
(El furúnculo consiste en una acumulación importante de pus localizada en un folículo capilar (raiz del pelo). Inter=entre; glútea=pompis- quiere decir que también puede salir alli donde tú sabes. Suele ir acompañado de picor, hinchazón local y dolor; casi siempre es producida por una infección bacteriana; ¡huácala!)
No echamos a reír porque la formación es muy seria y se respeta al superior que está al frente; pero por dentro nos matábamos de risa y más aún después, en los comentarios entre los pinches, al imaginarlo cada uno de manera diferente echado en la cama de su cuarto, de piernas abiertas, tomando fotos al techo y con el ordenanza aireándolo con un abanico de hojas de aguaje en espera de su pronta recuperación.
El enfermero medio que cambió de profesión a cocinero llevando todos los días al cuarto del oficial un cargamento de coles verdes cortaditas en juliana y exprimidas con limón y un poquito de sal seguro para cataplasmas, que dicen ser muy buenas. Las vacas no alcanzaban para dar su leche que con panes remojados y dormidos de varios días -difíciles de encontrar- se le aplicaban cada ocho horas para hacerlo madurar. Las gallinas quisieron huelga, y al final la hicieron, por exceso de producción de huevos que los usaban hechos puré; higos de la receta del médico, si existían, se los hubiesen hechado, machacados. Un curandero de los que abundan por allí recomendó pasarle hortiga; la primera vez que lo hizo, y la última, el oficial se arrepintió y no lo repitió. El Mayor le mandó recetar la cara interna de la cáscara de plátano, y el plátano, ordenó; pero el enfermo no lo aceptó. Ni con corte marcial dijo.
Estábamos picones porque eran diez días de vacaciones mientras que nosotros teníamos que madrugar, formar, trabajar y la infaltable gimnasia de las cuatro de la tarde que “felizmente” y diariamente la cerrábamos con un buen partido de fútbol en cancha de tierra o de barro cuando llovía. En pocos días el oficial creó por costumbre estar al lado de la cancha justo a la hora de la gimnasia y del partido de fútbol; caminaba de piernas abiertas y con mucha dificultad mientras comía galletas de sal o de chocolate con una recontra y super burbujeante gaseosa y, encima, sacando cachita a todos los que podía: “¡Corre, corre …estás muy gordo!” o “Falta mote, falta mote…” o "¡Veinte ranas más!" y nosotros, con la lengua afuera. Al quinto día de su descanso estaba viéndonos jugar (después de las cachitas) y la bola salió de la cancha justo por delante de él. Echó a correr tras la redonda unos metros tipo recoge bolas, la detuvo con el pié, la levantó con maestría, dio unas cuantas pataditas, hasta de taquito, y con una formidable media chalaca (Creada en El Callao - PERÚ) la pateó hasta el arco donde el arquero no pudo atajarla porque fue un tiro excelente y porque se había quedado inmóvil de boca abierta al igual que todos nosotros al verlo tan agilito.
¡Qué golazo!
Quien hizo otro gol más bonito fue el Mayor, nuestro superior; desconoció el descanso médico y al día siguiente el susodicho estaba alineado con nosotros en las actividades de costumbre. Y para que los pinches no nos alegremos, el horario de gimnasia fue ampliado una hora más por diez días, gracias al furúnculo del oficial. Él jugaba de arquero, seguro que para disimular; o a lo mejor de verdad le dolía.
¡Cómo marca en nuestra vida un simple chupo en el poto!






...roti y ...reto
Cuando le di la noticia de la muerte de Luciano Pavaroti me respondió:
¿Quién, el gordo? Si
¿El gordo que canta? Si, el cantante
¿El cómico que cantó en el programa Mediodía Criollo de TVPerú? ¿Quiéééén?
El que hace chistes con Miguelito Barraza ¡Noo, ese es Casareto, el gordo Casareto! Te digo Pavaroti, Luciano Pavaroti!!!!!

8 ene 2008

YO, UN ANGELITO y EL DIABLO
"Al que nace para tamal
del cielo le caen las pangas"
Si usted asi lo dice doctor, tendrá que operarme aunque me pele de miedo (Me entrego como el condenado a la guillotina porque ya no hay nada más que hacer) Cálmate, el médico dice que estás a tiempo, que felizmente no has demorado, sólo está encarcelada, un poco más y se estrangula ¡Qué cálmate ni cálmate! Tienes la suerte de tener una hernia que además de estar presa no sé dónde, todavía pretende suicidarse. La vez pasada que fue inguinal no me pude controlar en el quirófano y me noquearon. El despertar fue peor, parecía haber recibido una buena patada de karateca, ya sabes dónde Ya tienes experiencia de una cirugía anterior, no te preocupes. Mira qué enfermera más simpática, alli viene. Su sonrisa parece un choclo cuzqueño bueno para comerlo con queso. Qué amable, cómo te toma del brazo. ¡Relájate! Zuás! A ver, relájate con semejante aguja en tu brazo y encima te dice que es tamaño 18, grande y gruesa para que adentro sirva para otras más. Espera ver si a la hora de la rasurada te podrás relajar. La sala vacía, nadie me incomodará, sólo para mi; hotel cinco estrellas. Por lo menos tendré un poco de privacidad porque las enfermeras te destapan mostrando todos tus documentos a quien sea, hasta al frente de las visitas. Creo que lo hacen para vacilarse o para ganarse ¿No es agradable el paseo en camilla? Parece cuando eras chiquito y jugabas a los carritos. La sala está muy limpia, son tres camas, estás solo; luego alguien más te acompañará y tendrás con quien conversar ¿Hotel cinco estrellas, nadie te incomodará, sólo para ti? ¡Qué bueno! Ya te veo luego cuando no tengas con quien hablar, eres el único piña internado en año nuevo. ¿Carrito? no has visto las LIMUSINAS detrás del hospital ¡En qué carrito puedes salir! Llega otro, tenía razón, necesito compañía; he pasado casi cuatro horas solo y sin quitar el ojo de la manguera de suero buscando alguna burbuja de aire, dicen que van al corazón y tu existencia se resume a tres minutos Dale ánimo a tu compañero de cuarto, quizás lo necesite más que tú. Ama a tu prójimo Tu prójimo o tiene preinfarto o tiene neumonía y te puede contagiar. Si agarras esa tos que tiene, tu posoperatorio será fenomenal en cada estornudo. ¡Acuérdate, jejeje..., de amar a tu prójimo! Espero que me entienda con el pañuelo en la boca. Felizmente es bastante ameno y no cansa. No creo que a tres metros me contagie La enfermera de la linda sonrisa viene a llevarte, ya es hora de la cirugía. Todos son experimentados, asi que no temas, estoy contigo Si todos fueran experimentados nadie se enfriaría en sala. El espigón en la espalda estuvo bueno, y más todavía lo que me puso la anestesióloga en la vena. ¿Doctora, pensó alguna vez operar a Papá Noel en año nuevo? No hables, te hace daño y distraes a los cirujanos Si te callas la doctora patina, hoy es feriado, la sacaste en vilo de una fiesta a esta hora; debe haber tomado unas cuantas, mantenla atenta ¡Cómo me vacilo! Vas a dormir, espero verte personalmente, y luego. Está oscuro, no siento mis piernas, quiero moverme y no puedo. Dejaron un rollo de sábana debajo de mi espalda y parece un palo de algarrobo. Mi compañero de cuarto no deja de hablar, ojalá no tosa; la patada de karateca ya se siente, ahora en el ombligo Pasaste lo más difícil, te vas a recuperar, ahora es sólo esperar Eso le dicen a todos y todos no se recuperan, quien te espera soy yo. Lo de mi vecino no fue ni corazón ni neumonía; peor, no saben qué será. Espero que se recupere; pero no deja de hablar; me alegro que esté aqui, es feriado y parece que el hospital estuviese de mudanza. Por lo menos me acompaña, no soy el único piña Todo fue bien, no hubo complicaciones y mejorarás ¡Quién sabe! Puede haber infección. Ya está cerrando, pica poco y duele poco. Van varios días y la herida no cierra; dicen que es la grasa. Una tía viejita, la única visita, me comentó que en los chanchos las heridas sanan más rápido No tienes idea lo bien que te encuentras, ya estás trabajando, tu vida casi normal Quizás en la próxima no te escapas.
He querido hacer una catarsis de todos mis temores pasados respecto a esta cirugía que es una de las más simples. Las condiciones del hospital parecen negativas en esta narración; pero es todo lo contrario, muchas de esas cosas son producto de mi imaginación, por no decir de mis traumas. Confieso que la atención que me dispensaron en el hospital de ESSALUD de Moyobamba fue de las mejores.
Sería injusto agradecer solamente a los médicos y personal de quirófano; todos se pasaron, en especial esos angelitos celestiales nocturnos vestidos de celeste que te atienden con su sonrisa de choclo cuzqueño y sus analgésicos en medio de la madrugada cuando solo escuchas toses.
Y aqui continúo aparentemente bien y gracias a Dios CON TODO FUNCIONANDO, creo que era mi única preocupación.
Ya pasé la prueba decisiva, y es la del juane. Justamente la tía viejita, la única visita, me llevó a casa un juane de yuca relleno con chancho; fue allí el comentario de la grasa del chancho, no le dije nada porque el juane, y de yuca, me encanta. Por mi gula me arriesgué y lo comí. No pasó nada. Si estuviésemos mal cocido y mal cosido yo hubiese reventado. No reventé. ¡Qué buena cocinera! ¡Qué buen cirujano!
Espero ir al hospital sólo de visita que hace mucha falta aunque nos vean en traje de Adán sin la hoja de parra.
Ya estoy trabajando y con seguridad también lo hacen el angelito y el diablo con aquel que esté de turno que espero no seas tú.

OPORTUNIDAD DE TRABAJO
Necesito chofer para línea de microbus en Lima.
ÚNICO REQUSITO
Cinco años de experiencia como mototaxista, especialmente en las ciudades de Iquitos, Pucalpa, Jaén, Tarapoto o Moyobamba.